Inclusión, educación,
educación inclusiva y discapacidad: rol del docente para eliminar las barreras
al aprendizaje de niños y niñas con discapacidad
Prof. Carlos Enríquez Román
La motivación planteada por la Red
ProCalidad acerca de la relación existente entre los conceptos de inclusión y
educación nos ha llevado a enfocar la atención en nuestra propia problemática
ayudándonos a comprender con mayor amplitud la naturaleza conceptual de la
expresión educación inclusiva desde diversas posiciones de promoción de la
igualdad y equidad. Así, la UNESCO (1994) menciona que esta implica desarrollar
escuelas que acojan a todos los alumnos y alumnas, cualesquiera sean sus
características, desventajas y dificultades.
Del mismo modo, el Ministerio de Educación (2006) considera que
“La Educación Inclusiva es un proceso dinámico, abierto y flexible, que
reconoce y valora la diversidad en los niños y niñas sin ningún tipo de
distinción. Permite que una escuela responda a todos los alumnos y alumnas como
personas, reconsiderando su organización y su propuesta curricular”.
En este sentido, haciendo eco de la posición conceptual del
proyecto “Eliminando barreras para el aprendizaje y la participación de niños y
niñas con discapacidad en escuelas públicas de Huancavelica y Lima” que
considera que “El Principio Rector de la Educación Inclusiva es que las
escuelas deben acoger a todos los niños y niñas sin discriminación de sus
condiciones sociales, físicas, étnicas, culturales, emocionales, económicas,
incluyendo la discapacidad, condición de VIH o TBC”, identificamos que la
concepción de inclusión en las escuelas supera no sólo la cuestión física o
intelectual, como piensa la mayoría de la sociedad -y, cómo no, la mayoría de
los docentes- sino también, y sobre todo, la cuestión social, económica y
cultural.
En cuanto a la situación de la presencia de niños(as) con
discapacidad en el aula es importante seguir la coherencia entre nuestros
conceptos al respecto y las acciones consecuentes. Considerando, según la OMS
(1980) que la persona con discapacidad es “(…) aquella que tiene una o más
deficiencias evidenciadas con la pérdida significativa de alguna o algunas de
sus funciones físicas, mentales o sensoriales, que impliquen la disminución o
ausencia de la capacidad de realizar una actividad dentro de formas o márgenes
considerados normales, limitándola en el desempeño de un rol, función o
ejercicio de actividades y oportunidades para participar equitativamente dentro
de la sociedad”, es posible entonces tener una versión del concepto más madura
y compleja, pero de ninguna manera ajena.
De acuerdo a la cita precedente, debemos resaltar que el
concepto de persona con discapacidad evoluciona ya que verdaderamente la
discapacidad es el resultado de la relación y/o interacción entre las personas
con dificultades y las barreras que responden a la actitud (prejuicio y
discriminación, en la mayoría de los casos) y al entorno que no permiten que
ellas participen con plenitud en la sociedad en un marco de igualdad de
condiciones. O sea, la discapacidad no es la condición en sí de la persona sino
la situación resultante de una sociedad prejuiciosa que no le permite
desarrollarse como una persona “normal”.
Como bien menciona Grados (2012) “El medio, cargado de
prejuicios, discapacita a las personas”. No olvidemos que, según el Diseño
Curricular Nacional de la Educación Básica Regular -DCN 2009 de la EBR-
considera enfrentar, desde la acción educativa, tres conflictos éticos
claramente definidos en nuestra sociedad: la discriminación, la violencia y la corrupción.
Para el caso de la posición del docente frente a la discapacidad
tenemos frente a nuestra mirada una realidad preocupante. Cuando se habla que
él desconoce los lineamientos normativos, las estrategias y uso de metodologías
en educación inclusiva, desconfía de sus alumnos en la ejecución de
evaluaciones pedagógicas y desconfía de las posibilidades de ellos hasta
segregarlos, no se compromete con el desarrollo de un currículo diversificado y
adaptado, se siente inexperto en el trabajo colaborativo y sus alcances, etc.
(actitudes inciden en el desarrollo del proceso de enseñanza y aprendizaje)
llegamos a descubrir una cara oculta en el ámbito educativo: la dispedagogía como un factor importante
de riesgo para una educación de calidad y equidad en el marco de la educación
inclusiva (Objetivos estratégicos 1 y 2 del PEN al 2021).
Precisamente, al percibir la presencia fáctica de este riesgo y
otras barreras limitantes al ejercicio pleno de los derechos (y deberes) de las
personas con discapacidad, proponemos los siguientes desempeños a realizar en
nuestra labor desde el aula (que intentan confrontar esta realidad), más aun
tratándose de contar con niños(as) con discapacidad:
·
Replantearnos la actitud prejuiciosa por una propositiva. La
actitud, en el mejor de los casos, es trascendente en el éxito de la educación
inclusiva debido a que está estrechamente relacionada con la filosofía, los
paradigmas humanistas y la didáctica transformadora que son reflejadas en la
práctica educativa en el aula, en la institución educativa y en la comunidad.
·
Participar activamente en la elaboración o reelaboración de los proyectos
educativos institucionales con carácter inclusivo contemplando la diversidad y
el compromiso con el cambio. Es sustancia para la educación inclusiva un
proyecto organizacional colectivo más no el trabajo de docentes aislados. Esto
garantizará la participación responsable de la comunidad educativa en el
aprendizaje y desarrollo de los niños y niñas.
·
Participar en el desarrollo de políticas públicas de respaldo a la
educación inclusiva en los contextos institucional, local, regional y nacional
con el fin de democratizar las transformaciones para la inclusión en general.
·
Incidir en la intervención temprana puesto que cuanto más inmediata es la
acción, mejor será el impacto sobre el desarrollo paulatino del estudiante.
·
Incorporar la participación obligatoria de la familia en el desarrollo de
los aprendizajes.
·
Promover la implementación de ambientes de aprendizaje inclusivos en todos
sus ámbitos (físico, intelectual, social, económico, cultural) proponiendo
métodos, estrategias, recursos, espacios y tiempos en función a las necesidades
de los niños y niñas.
·
Promover el intercambio de experiencias positivas o exitosas como
referencias o modelos a contextualizar, reproducir y ampliar.
·
Promover el desarrollo de la autoestima y autovaloración desde las edades
tempranas mediante la ponderación de modelos adultos con o sin discapacidad a
ser imitados.
·
Participar y promover la formación especializada mediante cursos de
autogestión, alianzas con otras instituciones educativas y entidades
relacionadas a la inclusión en general. Las redes son fundamentales para
extender la filosofía de educación con calidad y equidad.
·
Participar y establecer en relaciones de colaboración interinstitucional.
BIBLIOGRAFÍA:
·
CNE (Consejo Nacional de Educación) Proyecto Educativo Nacional
al 2021. Lima.
- GRADOS,
R. (2012). ¿Educación inclusiva o exclusiva? Lima.
- MINISTERIO
DE EDUCACIÓN (2006) Manual de Educación inclusiva. Lima.
- OMS
(Organización Mundial de la Salud (1980). Personas con discapacidad. S/l.
- SEPEC
(Servicio Ecunémico de Pastoral y Estudio de la Comunicación (2008).
Eliminando barreras para el aprendizaje y la participación de niños y
niñas con discapacidad en escuelas públicas de Huancavelica y Lima. Lima.
- UNESCO
(1994). Políticas regionales para la educación inclusiva. Santiago de
Chile.